¿Cómo vemos a las civilizaciones del
pasado a las que calificamos como ilustres? Me estoy refiriendo no
solo a civilizaciones como Roma, Grecia o Mesopotamia, sino también
a corrientes de pensamiento tales como la Ilustración o el
Renacimiento. Vemos que destacan porque fueron sobresalientes en su
entorno cultural, porque en medio de formas de vivir menos entregadas
a lo perpetuo (y por razones más concretas que seguramente los
antropólogos podrán definir) ellos eligieron el camino del
conocimiento. Fueron los precursores de lo que en teoría hoy en día
se intenta, saber más y mejor, y porque si hoy tenemos lo que
tenemos y vemos lo que vemos, es porque estamos subidos a hombros de
estos gigantes ancestros (haciendo alusión a la analogía que usó
Newton en su momento).
En resumen, consiguieron conocer lo que
los/nos rodea y encontrar porqués tras porqués, poniendo toda esa
base de conocimiento a su/nuestra disposición; hicieron que hoy en
día se considere como normal lo que hace siglos solo se podría
(como mucho) haber vislumbrado en obras literarias como las de Julio
Verne, o haber pasado por la imaginativa mente de algún investigador
antes de caer en el olvido para que este siguiera con su trabajo
rutinario.
Los vemos como los vemos porque somos
como somos. En esta cosmovisión enfocada a progresar, alabamos a los
que ya hace tiempo hicieron relativamente más avances en peores
condiciones, y por eso ocupan parte de nuestros libros.
¿Cómo nos vemos actualmente? Hay
puntos de vista para todo, quizás esa sea la clave de que el mundo
avance, un hervidero de ideas generalizado. Algunas de esas ideas
avanzan y crean nuevas corrientes y doctrinas, con sus respectivos
avances, para tarde o temprano morir o ser desbancadas por otras que
ofrezcan mejores mejoras. Otras se quedan estancadas, encontrando
único refugio latente en los escritos y a la espera de que en un
futuro alguien avive esa alegórica llama escondida en el ascua
conceptual bien resguardada de los elementos, que la desvirtuarían.
Unas mentes dicen que vamos en el
camino hacia el futuro, otras que nos dirigimos a la inminente
destrucción, y entre esos dos extremos se encuentra un amplio
gradiente que se decanta gradualmente más por un polo u otro.
En cierto modo se me asemeja a una
versión mental de la evolución: una variación constante (y
aparentemente aleatoria) de organismos que luchan entre sí, usando
cada cual las armas que posee, tras lo cual los que sobreviven son
los dotados de expandir su propio orden de las cosas, creando así la
simple pero muy potencial base para una comunidad que avanza en el
tiempo y en el espacio. Así es la idea de la evolución de la vida;
así es la vida de la evolución de las ideas. Tal vez fue esto lo
que vio Dawkins montado a hombros de Darwin y ayudándolo a componer
su teoría de los memes.
Recapitulando y un poco como comentario
personal, en el primer párrafo citaba que nos fijamos en esas
civilizaciones antiguas porque fueron nuestros predecesores en
pensamiento, en el ámbito evolutivo nos fijamos en las especies (o
ideas) que consiguen sobrevivir ya que de un modo u otro nosotros
somos supervivientes (biológica y cosmovisualmente hablando). Quizás
sólo nos interesamos en conocer nuestro entorno para considerarlo
una prolongación de nosotros mismos, una parte de nosotros, o que
incluso nosotros y nuestro entorno formamos parte de un todo. En tal
caso tendrían un punto a favor las corrientes teológicas-filosóficas
del panteísmo, o algo a lo que personalmente soy adepto como esta idea del astrofísico Neil deGrasse de que mirar las estrellas (sin ánimo de ponerme poético) no es más
que mirarnos a nosotros mismos.
En resumidas cuentas y casi como
conclusión, quizás no podamos definirnos a nosotros mismos porque
no podemos determinarnos como punto fijo, sino que solo podemos
determinar a algo respecto a una referencia, que en este caso somos
nosotros. Como nota al lector, puede que haya notado una atrevida
pincelada de conceptos básicos de la física de Newton en la última
frase, con la cual no estoy del todo seguro de si continúo
escribiendo desde la imparcialidad que en un principio pretendí.
¿Cómo nos verán los habitantes del
futuro? A no ser que seamos la excepción de la regla (mucha
excepción tendríamos que ser para saltarnos esa regla) nuestra
civilización acabará como ya han acabado todas las extintas.
Nuestras corrientes de pensamiento se extinguirán o avanzarán hacia
otras más desarrolladas, quedaremos obsoletos. En ese momento, los
habitantes del futuro no podrán vernos mirando a su alrededor, y
solo podrán juzgarnos por una cosa: nuestros hechos.
La forma en que nos verán tales
habitantes depende de dos factores; por una parte depende de su
propia naturaleza y por otra depende de la nuestra: viendo el camino
que han seguido podrán determinar desde qué punto de vista nos ven.
Si han avanzado lo suficiente como para desbancarnos abierta y
exponencialmente, nos verán como una cultura que no supo destacar
históricamente. Si por el contrario avanzan con más lentitud de la
que hoy en día lo hacemos, nos verían como una cultura avanzada
para nuestra época. Entrar en más detalles sería desarrollar lo
que ya está dicho en su esencia.
Personalmente, preferiría que en un
futuro nos miraran con desprecio, ya que eso supondría que el avance
que han alcanzado es mucho mayor que el avance del que disponemos hoy
en día. Aunque esto no es más que un deseo personal. El hecho de
que destaquemos en lo que (según la concepción general) nos hizo
destacar. En mis idílicas imaginaciones de ese futuro, veo una
civilización humana de emigrantes a otros planetas de otros sistemas
solares por la superpoblación que ha supuesto el hecho de que
podamos haber vencido por fin a la muerte, por eso y por el avance
científico que supondría; un nuevo campo de exploración como en su
tiempo lo fue expandirse por el mundo, descubrir América o poder por
fin salir de la Tierra. Pero como ya bien he dicho, esto no es más
que una idea personal.
Seguimos por suerte o por desgracia
residiendo en este presente continuo, en el que como hace la ciencia
o como ya desde hace mucho ha hecho la evolución, tiramos de lo que
el pasado nos ha concedido para labrar en un presente una base para
estar un poco más arriba en el futuro.